Sin embargo, a través de pertenecer a una cooperativa en la cual pueden vender su trabajo los miembros de Trama-Mujeres indígenas viviendo en áreas rurales y regiones montañosas sin acceso fácil a mercados o turistas – se les da una oportunidad de autonomía y seguridad financiera lo cual no sería posible de otra forma.
Cuando Trama fue fundada en 1988, sus primeros miembros fueron madres solteras que habían perdido a sus maridos, hermanos, padres e hijos en la sancionada limpieza étnica del estado de los finales de los ochenta y principios de los noventa. Otras han sido forzadas a vivir solas para escapar de la violencia en sus propios hogares (de acuerdo al centro de estudios de refugio de géneros, mas de 3.800 mujeres y niñas han sido asesinadas en Guatemala desde el año 2.000). Hoy mientras, mujeres indígenas siguen teniendo una desventaja especial en cuanto a la educación o movilidad económica, y la artesanía es una de las industrias clave en la que pueden tener éxito financiero.
En particular el tejido telar ha sido una tradición pasada de generación en generación de mujeres mayas. Y en los siguientes años la guerra entre grupos individuales de tejedores ya existía en las áreas que rodean Quetzaltenango. |
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Con ayuda inicial estos grupos, a pesar de las diferencias lingüísticas, eventualmente se unieron para aprovechar la larga práctica del arte.
La misión entonces y aún ahora, es proveer tarifas justas a los miembros mientras contribuían con el desarrollo y preservación de la historia maya, cultura y técnica. Al comprometerse con la cooperativa, el primer miembro superó la pobreza abrumadora para asegurar un futuro con economía sustentable para ellos, su familia y su comunidad.
Como miembros de la cooperativa, tejedores son menos dependientes de los mercados conducidos por turistas como Chichicastenango, o en las temporadas bajas y altas de los mismos durante el año. Por más de 10 años los miembros de Trama han vendido sus productos a través de un establecimiento comercial localizado en Quetzaltenango y a pesar de que los tejedores ahora tienen acceso a mercados más allá de sus pueblos, y de su país, ahora exporta a precios justos a mercados de Estados Unidos y Europa. Todo aquello procedente de la venta de estos productos beneficia directamente a los artesanos, mientras todos los precios son determinados por las mismas mujeres.
En otras pocas industrias podría un grupo similar tener estas oportunidades de dirección propia y liderazgo. Desarrollo y mercadeo son supervisados por el presidente y vicepresidente electo, que mantiene la tienda y determinan que producto y que diseño va a ser más rentable para los miembros.